jueves, 25 de agosto de 2011

Nos cuesta admitir nuestros errores y asumir nuestros propios consejos. ¿ Quizás sea que nos gusta ayudar a los demás? ¿O que nuestra propia vida se hace inaguantable y nos rendimos buscando organizar la vida de los demás? ¿O tal vez solo nos sirva para convencernos de que es la mejor opción, pero si la ejercen los demás? 
Ante cualquier problema que se nos escapa nos rendimos, lo abandonamos en el fondo del cajón de la memoria, convirtiéndolo así en una carga que llevamos en cima. Si, una carga. Es como si el problema fuese un tesoro robado, un muerto matado ilegalmente, algo de lo que nos queremos librar cuanto antes, pero librarnos de este sin que nos duela , sin que nos multen por ello o nos condenen. Hacerlo de la mejor manera posible. Pero esa mejor manera que creemos que existe es la de cargarse otro tesoro robado, ese muerto de otro. 
Pero hemos olvidado nuestro peso, ¿que pasa con él? Pues bien ese peso engorda poco a poco y de algo insignificante aparece algo enorme, algo que se ha apalancado ahí y que costará echarlo. Es un pequeño ocupa de nuestra mente.

miércoles, 17 de agosto de 2011

Infance.

Los días pasan y la infancia cada vez queda mas lejos. Si es verdad que siempre queda un poquito de ella, pero esa parte de infancia ¿cuando la usamos?  

Ahora viene una parte complicada, al menos para mi. En solo tres semanas volveré a preocuparme por la rutina, pero una rutina que me comprometerá en el futuro : el estudio. Todos deseamos crecer, yo incluso. Me encanta salir, coger el metro, el autobús, me encantan las fiestas de mi pueblo, me encanta cogerme la bici y pasear por todos los pueblos de alrededor, me encanta, comprar, hablar por teléfono, coger el ordenador, me entretengo pensando en que me voy a poner, me gusta ir al cine a ver una película para mayores de una edad. Sí me encanta hacer todo eso, pero ¿donde queda la infancia? 

Esa etapa donde no nos importa que ponernos, no nos importa si tenemos ojeras o no, no nos importa mancharnos, es mas buscamos ponernos perdidos, parece ser que cuanto mas manchado acabes mejor te lo has pasado. Me gustaba irme a la cama, que me contarán un cuento o intentar leerlo yo, dormir con lo peluches pensando que ellos me protegerían de los monstruos, de los dragones o de brujas que querían llevarme a su castillo malvado. Me encantaba jugar al escondite, al pilla pilla, a tulipán, al bote, al rescate, al gato y el ratón, me gustaba jugar a las mamás y papás, a profes. Me gustaba usar cartones como ordenadores, imitar a los mayores con su movil. No me enfadaba porque aquella de allí le diese un beso a aquel de allá, no me importaban los chicos, no quería novio, no quería compromisos, conmigo misma y mis peluches me bastaba. Me gustaba maquillarme, aunque no supiese y teminase con la cara como un payaso, me gustaba coger los bolsos de mi madre y sus zapatos de tacón. Me creía mayor.

Y ahora observo todas las tardes a un monton de niños en el parque, me encanta estar senta y que me digas, Lidia, ¿quieres jugar? Me gusta jugar con ellos, me encanta sentirme una mas, volver a esa etapa por unos minutos. 


A veces me gustaría ser como Peter Pan, ser niño toda la vida.

martes, 16 de agosto de 2011

Calabaceando y disfrutando :D

Actualicemos. El verano parece acabarse, pero la fiesta continua. Los días de la semana parecen eternos hasta que llega el viernes, donde el eso 3 días llamados fin de semana parecen volar. Si volar, literalmente.
En mi caso supongo que se debe a que vuelvo a calabacear, vuelvo a mi pueblo, una pequeña aldea de Ávila donde lo que importa es desconectar, no te da tiempo a que te des cuenta de que el tiempo pase.
Lo mas importante de allí es que da igual lo mayor que te hagas, da igual si tienes 22 años o 9 años, lo que importa es que sepas disfrutar; y lo haces, lo haces jugando a un simple bote-botero, un rescate o un bate.
Ahora mismo no puedo estar allí, pero cada minuto que pasa se que es uno menos para regresar, uno menos para que llegue el viernes, y eso me encanta.

   





Arde el viernes :)

lunes, 15 de agosto de 2011

No hay palabras, tampoco sentimientos. Quizás sea porque en mi queda un vacío, un agujero negro por donde escapa todo convirtiéndose en nada. Pero esa parte queda escondida bajo una gran sonrisa que trato de encontrar todos los días, intento agarrarme a algo con sentido, algo que haga la función de tapón y cubra ese agujero.

lunes, 8 de agosto de 2011

Buscar esas palabras que se perdieron en aquella  noche fría y oscura es una especie de suicidio...